miércoles, 6 de diciembre de 2017

Reseña

Fahrenheit 451 trata sobre un hombre que vive encerrado en su propia ignorancia, la historia de un inconformismo que termina convirtiéndose en rebeldía.

Montag, el protagonista, es bombero. Según el libro, los bomberos se establecieron en 1790 para quemar los libros de influencia inglesa de las colonias. El primer bombero fue Benjamin Franklin. Ya nadie se acuerda de que en otro tiempo apagaban  incendios. Ahora, el cuerpo de bomberos se dedica a quemar las casas en las que encuentren libros. Los hombres que pasean, que charlan, que se detienen, son sospechosos. Un ciudadano normal trabaja, pasa su tiempo viendo la televisión. Eso es lo que los hace felices. Ser feliz es lo más importante. Pensar es malo. La gente no necesita estar preocupada. “Los bomberos son los Guardianes de la Felicidad”

Lo que más me sorprendió y asustó es el planteamiento del autor, sus reflexiones acerca de una sociedad futura muy similar a la nuestra. Después de la lectura se siente como una advertencia que se nos hace acerca del futuro.

En esta historia que escribe Bradbury los ciudadanos eligieron el camino más fácil. La sociedad está dominada por la apatía. Nadie quiere saber nada. La mayoría renunció voluntariamente a la filosofía, la política, la literatura. Buscan consuelo en las pantallas, en el discurso sin sentido de los presentadores de televisioón.Sus vidas son cómodas.

Fahrenheit habla del peligro del triunfo de la mediocridad y la uniformidad. “Hemos de ser todos iguales. Entonces, todos son felices, porque no pueden establecerse diferencias ni comparaciones desfavorables”. Los pocos hombres sabios son descriptos en el libro como una “extravagante minoría que clama en el desierto”.

La vida hay que vivirla con “prisa”, moverse continuamente, de manera que nadie tenga tiempo para pensar. No hay tampoco lugar para el dolor. La muerte no se ve. No se llora por nadie. La única ‘familia’ es la familia que te habla directamente desde la pantalla, mientras permaneces sentado en tu “living”.
Lo más grave es que a esta ilusión se han prestado todos de buena gana. Beatty, el Capitán de los Bomberos, dice que no hubo ninguna imposición ni censura por parte del Gobierno. A los ciudadanos simplemente hay que “darles la sensación de que piensan”. En el libro, una mujer se jacta de haber votado a un candidato a la presidencia porque era “lindo”, mientras que el otro era “feo”.

El fuego juega un papel importante a lo largo de la novela. Se utiliza para destruir, pero también para purificar (“Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio”).
La pregunta fundamental ¿por qué los libros son una amenaza? Porque los libros intentan informar. Un televisor nos dice lo que hay que pensar sin darnos tiempo a responder. El libro, en cambio, podemos cerrarlo, para después continuar. “Los libros están  para recordarnos lo tontos y estúpidos que somos”.

La sociedad de Fahrenheit es una sociedad sin cultura, sin historia, sin recuerdos. Y serán los hombres-libro los encargados de recordarles quiénes son.


Esta genial novela de Ray Bradbury nos impulsa a corrernos del conformismo, a pensar, a separarnos de la mayoría, a evitar los espejismos de los mass media y a dudar y a hacernos preguntas constantemente. Como reza la cita de Juan Ramón Jiménez inserta al principio del libro: “Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado”.

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